Protestas sindicales en Río Negro. El conflicto sindical está en aumento y representa un desafío para el gobernador Alberto Weretilneck. La reaparición de Juan Carlos Scalesi, líder de UPCN, en las calles de Viedma marca un cambio significativo tras cuatro años de inactividad. Junto a Asspur, el gremio de salud, Scalesi lideró una protesta que generó preocupación en Casa de Gobierno, en un contexto de dificultades económicas y demandas salariales. Este artículo examina el conflicto gremial, los reclamos de los trabajadores y su impacto en la gestión provincial.
Contexto de tensiones: demandas salariales y salud pública
Weretilneck enfrenta un escenario complicado. Mientras impulsa la campaña de Juntos por el Cambio, los gremios exigen mejoras salariales y mejores condiciones laborales. La Mesa de la Función Pública, donde se reúnen el gobierno, ATE y UPCN, es el principal espacio de negociación. El sector de la salud pública, afectado por la escasez de insumos y una crisis hospitalaria sin apoyo nacional, encabeza las protestas. Según encuestas, el 49,4% de los ciudadanos señala a la salud como su principal preocupación.
El pasado jueves, Viedma fue el centro de una movilización significativa. Asspur, con casi 2.000 afiliados, convocó un paro provincial. Inesperadamente, UPCN se unió, con Scalesi a la cabeza. “Hemos sido pacientes, pero estamos cansados del destrato”, afirmó el líder sindical frente a la Mesa de la Función Pública. Sus declaraciones, cerca de Casa de Gobierno, recordaron la última gran movilización de UPCN en 2021, cuando Scalesi criticó a Weretilneck por influir en las paritarias.
La oferta del gobierno y la reacción sindical
El Ejecutivo propuso para el trimestre septiembre-noviembre un aumento del 6% en guardias activas y pasivas, una suma fija y un bono de 30.000 pesos. Sin embargo, los gremios consideran insuficiente esta propuesta. UPCN pide negociar solo octubre, anticipando un posible congelamiento salarial tras las elecciones, como ocurrió en 2024, cuando la provincia afirmó que los sueldos superaban la inflación proyectada por el INDEC. ATE, por su parte, reclama estabilidad y rechaza nuevos ajustes.
Además de lo salarial, los trabajadores de la salud denuncian la falta de insumos y condiciones laborales precarias. Asspur, surgido durante la pandemia, valora la alianza con UPCN y busca un lugar en la mesa paritaria, algo que el gobierno rechazó. “Estamos atentos a lo que ocurra”, expresó una enfermera del Hospital Zatti de Viedma, centro de las protestas.
Weretilneck enfrenta desafíos
En un contexto nacional complicado, Río Negro sufre recortes en fondos federales. Weretilneck combina campaña electoral con iniciativas como la inauguración de la primera etapa del Hospital de Bariloche el 29 de septiembre. Sin embargo, los gremios saben que las protestas tienen impacto en los ciudadanos, principales usuarios de la salud pública.
La reaparición de Scalesi, antes de las internas de la CGT del 5 de noviembre, donde colabora con Andrés Rodríguez, líder nacional de UPCN, agrega un componente político. Aunque Scalesi destaca la disposición al diálogo, el gobierno minimiza las protestas, indicando que Asspur tiene menos del 1% de adhesión. No obstante, la unión de gremios sugiere un octubre con tensiones.
¿Qué sigue para Río Negro?
El conflicto gremial en Río Negro refleja una provincia con desafíos significativos. La salud pública, un indicador clave de la gestión, enfrenta una crisis, y los sindicatos mantienen su presión. Weretilneck debe gestionar compromisos electorales y soluciones concretas. El 26 de octubre, fecha límite para un acuerdo paritario, será crucial. ¿Habrá avances en el diálogo o más protestas? La Patagonia está a la espera.