La relación entre los municipios y el Gobierno Nacional atraviesa momentos de tensión financiera, y San Carlos de Bariloche no es la excepción.
El intendente Walter Cortés alzó la voz esta semana para exponer una realidad que preocupa a la administración local: la paralización total de las transferencias federales destinadas a infraestructura. Según el jefe comunal, la necesidad de reactivar las obras públicas en Bariloche es urgente y no puede depender exclusivamente de la recaudación municipal.
«No recibimos nada»: el reclamo por los fondos
En declaraciones recientes, Cortés fue tajante respecto a la interacción con la Casa Rosada. Si bien reconoció los logros de la gestión de Javier Milei en materia macroeconómica —destacando la baja del riesgo país y el control de la inflación—, subrayó que esos éxitos «de planilla» no se traducen en mejoras tangibles para los vecinos de la ciudad andina.
«A nivel macro la economía está bien, pero nosotros no recibimos nada», sentenció el intendente. El reclamo se centra en la filosofía del «déficit cero» a nivel nacional, que ha cerrado el grifo de la obra pública en el interior, obligando a las intendencias a hacerse cargo de demandas históricas sin los recursos coparticipables o discrecionales de antaño.
Las obras urgentes en riesgo
La falta de financiamiento nacional pone en jaque proyectos esenciales para la calidad de vida de los barilochenses. No se trata solo de estética urbana, sino de servicios básicos.
Infraestructura de agua: la prioridad
El punto más crítico señalado por Cortés es el abastecimiento de agua potable, especialmente para los barrios del Alto. El municipio demanda fondos para la obra de captación y bombeo desde el Lago Gutiérrez hacia la Pampa de Huenuleo. Sin esta inversión de gran escala, miles de familias enfrentan problemas de suministro, una situación que el presupuesto local no puede resolver en solitario.
El horno crematorio y el asfalto
Además del agua, el intendente mencionó otras obras públicas en Bariloche que están pendientes, como la instalación de un nuevo horno crematorio y diversos planes de pavimentación. «La gente necesita asfalto, necesita respuestas», afirmó, dejando en claro que la paciencia social tiene un límite frente a las necesidades diarias.
La estrategia local: tasas y recursos propios
Ante este escenario de austeridad nacional, la administración de Cortés ha tenido que volcarse a la gestión de recursos propios, optimizando la recaudación de tasas municipales y buscando alternativas para no detener la maquinaria local. Sin embargo, el mensaje político es claro: el municipio puede parchar baches, pero las grandes obras de infraestructura requieren una mirada federal que, por ahora, brilla por su ausencia.


