Diciembre de 2025. Las alarmas han vuelto a encenderse en San Carlos de Bariloche y en los pasillos de los organismos de investigación nacional.
Tras un año marcado por una caída histórica en la inversión pública, el proyecto de Presupuesto 2026 anticipa un nuevo recorte de fondos a la ciencia y al INVAP, poniendo en jaque la continuidad de proyectos estratégicos para la soberanía tecnológica de Argentina.
La preocupación no es infundada: el sector científico-tecnológico cierra el 2025 con una pérdida de inversión real cercana al 20%, y la proyección para el próximo ciclo fiscal sugiere que la «motosierra» seguirá afectando a las partidas destinadas a Investigación y Desarrollo (I+D).
La magnitud del ajuste en Ciencia y Tecnología
El escenario para 2026 se perfila complejo. Según reportes recientes de organismos de monitoreo presupuestario, la inversión estatal en la función de Ciencia y Técnica ha sufrido un retroceso acumulado que no se veía desde la crisis de 2002.
Durante este último año, instituciones clave como el CONICET y la Agencia I+D+i han operado con presupuestos reconducidos o licuados por la inflación, lo que ha provocado la paralización de subsidios y la interrupción de líneas de investigación. Sin embargo, el recorte de fondos a la ciencia y al INVAP en el nuevo presupuesto nacional implica un riesgo mayor: el desfinanciamiento de contratos plurianuales que son vitales para el flujo de caja de las empresas tecnológicas del Estado.
Expertos advierten que, de consolidarse este ajuste en la votación parlamentaria, Argentina podría ser el único país de la región que reduzca su capacidad instalada en alta tecnología durante dos años consecutivos.
INVAP en la mira: Proyectos estratégicos en peligro
El caso de INVAP (Investigaciones Aplicadas) es particularmente sensible. A diferencia de un organismo puramente académico, INVAP es una empresa que compite en el mercado global exportando reactores nucleares, radares y satélites. No obstante, su capacidad para exportar depende, en gran medida, de la tracción de los proyectos nacionales que funcionan como «vidriera» tecnológica.
Fuentes del sector advierten que la falta de garantías del Tesoro Nacional para 2026 podría afectar:
- El Plan Nuclear: Retrasos en la finalización de proyectos clave que consolidan a Argentina como líder en usos pacíficos de la energía nuclear.
- El Sistema de Radares: El mantenimiento y la expansión de la fronteras radarizadas, esenciales para la defensa y el control del narcotráfico.
- El Plan Espacial: La continuidad de las misiones satelitales de la serie SAOCOM o SABIA-Mar.
Si el Estado nacional interrumpe la cadena de pagos o no actualiza los montos de los contratos vigentes, la empresa rionegrina podría enfrentar dificultades operativas severas, afectando su competitividad internacional.
Impacto regional en Río Negro y el empleo calificado
El impacto del recorte de fondos a la ciencia y al INVAP tiene una repercusión directa en la economía de Río Negro. Bariloche no es solo turismo; es un polo tecnológico que emplea a miles de ingenieros, físicos y técnicos altamente cualificados.
Desde la Legislatura de Río Negro ya se han alzado voces de alerta. La inestabilidad financiera nacional ha impulsado iniciativas locales para crear fondos provinciales de resguardo científico, intentando «blindar» a la empresa insignia de la provincia. Sin embargo, la magnitud de los proyectos que maneja INVAP excede la capacidad presupuestaria de cualquier provincia; requieren del músculo financiero de la Nación.
El temor latente es la fuga de cerebros. Sin proyectos desafiantes y con salarios depreciados frente a la inflación, el talento formado en el Instituto Balseiro y en las universidades nacionales comienza a mirar hacia el exterior, lo que constituiría una pérdida de capital humano irreparable.
Reacciones del sector científico
La comunidad científica ha reaccionado con rapidez ante los borradores del presupuesto 2026. Diversos colectivos de investigadores y sindicatos del sector han emitido comunicados advirtiendo que la ciencia no es un gasto, sino una inversión.
«Destruir las capacidades tecnológicas que tardaron décadas en construirse es una decisión que pagaremos caro en el futuro. Sin ciencia propia, no hay desarrollo autónomo», señalaron referentes del sector nuclear en una carta abierta reciente.
La incertidumbre sobre el recorte de fondos a la ciencia y al INVAP mantiene en vilo a una industria que ha sido orgullo nacional. Las próximas semanas serán decisivas en el Congreso, donde se definirá si se sostiene el ajuste fiscal a rajatabla o si se habilitan partidas especiales para proteger a los sectores estratégicos del país.


