Eliminación de la barrera sanitaria de carne. La resolución 180/2025 del SENASA, que eliminó la barrera sanitaria de carne entre La Pampa y la Patagonia, desató un debate político y económico sin precedentes. Mientras La Pampa celebra su acceso al mercado patagónico, Río Negro alerta sobre riesgos sanitarios y distorsiones comerciales.
Un poco de historia
Por más de dos décadas, la barrera zoofitosanitaria protegió el estatus de la Patagonia como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. Este reconocimiento internacional permitió exportar carne a mercados premium como la UE e Israel, pero restringió el ingreso de productos de regiones con vacunación, como La Pampa.
La Pampa: celebración por el fin de una «traba histórica»
El gobernador Sergio Ziliotto calificó la medida como un «final feliz» para expandir la economía provincial. Argumenta que Argentina es un país libre de aftosa y que las barreras internas fragmentan el mercado. Para los frigoríficos pampeanos, la habilitación de cortes con hueso, como el asado, significa acceso a un mercado de 100.000 toneladas anuales.
«El mundo demanda alimentos de calidad, y nuestra carne la tiene», declaró Ziliotto, criticando las restricciones como obstáculos comerciales. La resolución, alineada con estándares de la OMSA, establece controles en transporte y procesamiento para garantizar inocuidad.
Río Negro y la Patagonia: alerta por riesgo sanitario y económico
El gobernador Alberto Weretilneck tachó la medida de «inconsulta y arbitraria», advirtiendo que amenaza dos décadas de trabajo sanitario. La Patagonia teme perder su estatus internacional, clave para exportar a Japón y la UE.
Productores locales denuncian que la carne pampeana, con costos menores, desplazaría su producción. «El 65% de nuestra carne ya viene del norte, y los precios no bajaron», afirmó Weretilneck, desmintiendo el argumento del abaratamiento.
Juan Peláez, secretario de Producción de Neuquén, cuestionó la falta de diálogo: «Es un criterio comercial, no sanitario». Además, alertó sobre posibles importaciones de zonas con aftosa, poniendo en riesgo la bioseguridad.
El debate: ¿calidad vs. precio?
La Pampa insiste en que su carne es tan sabrosa como la patagónica, pero Río Negro defiende su valor agregado: el estatus sin vacunación atrae mercados premium. Mientras Ziliotto promete cortes «más baratos», Baldomero Bassi, de la Sociedad Rural del Alto Valle, lo llama «falacia»: «El asado pampeano no bajará precios; el mercado ya está instalado».
Peláez coincidió: «La carne sin hueso ya ingresa, y es más cara aquí por costos logísticos». Legisladores rionegrinos, como Gustavo San Román, acusan a los frigoríficos pampeanos de buscar ampliar mercados, no beneficiar consumidores.
Estado actual: suspensión y negociaciones
Tras protestas, la resolución 180/2025 fue suspendida por 90 días, hasta junio de 2025. Las provincias patagónicas exigen su derogación definitiva y proponen unificar el estatus sanitario, extendiendo la zona libre de aftosa a La Pampa, Buenos Aires y Mendoza.
Weretilneck lidera reuniones con el Parlamento Patagónico para frenar la medida, mientras ATE Río Negro anuncia movilizaciones contra «el avasallamiento al sector productivo».
¿Competitividad o protección?
La eliminación de la barrera sanitaria de carne enfrenta dos modelos: apertura comercial vs. protección de nichos internacionales. Para La Pampa, es una oportunidad histórica; para la Patagonia, un retroceso.
El desenlace dependerá de si priman los intereses económicos inmediatos o la preservación de un estatus sanitario único. Mientras tanto, el consumidor patagónico espera respuestas: ¿llegará el asado barato o se esfumarán las exportaciones premium? La respuesta, en junio.