¿Renunciaría el secretario de Turismo de Bariloche, Sergio “Chupete” Herrero? Hace semanas que no se lo ve en su oficina o en lugares de trabajo, y está enfrentado con todos los sectores del turismo local.
Además —y quizás ese sea el dato clave— no sería del agrado del gobierno provincial.
En ese contexto, y en el marco de una cada vez más fluida relación entre el intendente barilochense y el gobernador rionegrino, Walter Cortés le habría soltado la mano y estarían buscando un reemplazante con el objetivo de potenciar y estrechar la buena sintonía con Weretilneck, de cara al armado de listas para octubre.
El pasado polémico de Herrero
Sergio Herrero es, quizás, el funcionario más polémico nombrado por Cortés. Su designación generó un escándalo debido a su pasado judicial. Herrero estuvo involucrado en una causa por el secuestro y asesinato del policía rionegrino Lucas Muñoz. Según investigaciones, su complejo de cabañas habría sido el lugar donde Muñoz permaneció secuestrado antes de ser fusilado.
Además, enfrentó denuncias por violencia de género presentadas por su exesposa, quien debió abandonar Bariloche junto a sus hijas. Estas acusaciones y su vinculación con el crimen de Muñoz generaron un fuerte rechazo entre los empresarios turísticos, quienes consideraron que su nombramiento dañaba la imagen de la ciudad.
El problema de Cortés ya no es simplemente decidir el futuro de Sergio Herrero. Su verdadero desafío es recuperar la credibilidad y demostrar que tiene el control de una administración que, por ahora, parece tambalear. En una ciudad donde el turismo es el motor económico principal, la falta de una gestión eficiente y transparente no solo afecta la imagen de los funcionarios, sino también el bienestar de la comunidad.